Verso uno

 

Los Upanishads a la luz del hombre de hoy

Según los Upanishads, en este primer capítulo del Kata Upasnishad, el primer hombre que se puso en camino hacia el verdadero conocimiento de sí mismo y la Vida Universal, fue un tal Vagasvasa, quien lo sacrificó todo, vaciándose del conocimiento adquirido – representado en el relato, por su propio hijo de nombre Nakiketas – entregándolo como ofrenda a Yama el dios de la Muerte. Los cristianos tienen en su Biblia, un acontecimiento algo similar, donde el Patriarca Abraham se dispone a sacrificar en la montaña a su hijo Isaac, sobre un altar de fuego. El sacrificio del fuego es recordado por los pueblos antiguos, donde se entrega a la muerte lo más querido y valioso, como una prueba de expiación y de obediencia a los Dioses y se trata de reafirmar la decisión final de la promesa realizada. Es entregar en un abandono pleno y con sentido total, lo más apreciado y conseguido en la vida, como puede ser la descendencia o la seguridad sobre algo muy valorado, como la riqueza o cualquier triunfo, al que depositamos un fuerte apego y por lo tanto, nos cuesta desprendernos de él. En este caso la ofrenda de un hijo propio, constituye el mayor abandono al que un padre pudiera realizar como ofrenda a los dioses.

Por otra parte, se recuerda en este capítulo, la disposición del “candidato obediente”, que ante la aparición de la Muerte, no muestra ningún miedo, cuando El hijo contesta: «Voy a la muerte como cabeza de muchos que todavía tienen que morir y con muchos que ahora están muriendo”. Es pues con este carisma de visión, que el aspirante a los Misterios del más allá, es una persona que debe haber ya andado anteriormente muchos “avatares” en la vida y debido a ello, la experiencia le ha convertido en un buen observador, así puede aventurarse “bien despierto” hasta el fondo mismo de las ofrendas presentadas. Un horizonte nuevo de conocimiento sobre la muerte, se encuentra al alcance del aspirante. Nakiketas es, en una primera impresión, el signo y el estandarte del poeta y amante de la vida con todo su misterio, es el verdadero filósofo que  se lanza en busca de la Verdad.

En este caso, cuando el sacrificado lo hace voluntariamente, se produce una primicia natural y esta es, la de estar bien despierto y consciente en el reino por descubrir de la Muerte. Por esto mismo dice: «Miro al pasado y observo lo que ocurrió a los que vinieron, miro al futuro y observo lo que ocurrirá a los que tiene que venir. El hombre mortal madura como el maíz y, como el maíz, brota de nuevo.» Evidentemente esta visión es de alguien con una larga experiencia.

Por haber estado tres días en el reino de la Muerte, se le concede al valiente tres deseos ¿Por qué tres y no más? Aquí vemos una similitud con las diversas historias en los cuentos de hadas, donde existen tres deseos, los mismos que no dejan de ser nada más que, las necesidades que tiene el alma humana para su liberación. El número tres, no aparece aquí por casualidad, sino por ser Tres los mundos o espacios, en donde el alma humana, una vez ha dejado el cuerpo, debe pasar hacia el descanso definitivo. También las etapas de un ayuno sobre el cuerpo, comienza a surtir efectos sobre el tercer día, mejorando las energías de este mismo. Recordar los ayunos de las religiones de hoy, la insistencia del ayuno de la Pascua hebrea y cristiana, así como también el santo Ramadán de los Árabes, donde todos son bendecidos por alguna gracia en particular y según las intenciones de los fieles. Recordad también los tres días en que Cristo esperó en el Sepulcro hasta su Resurrección.

Lo anterior expuesto, ha sido para mejor poder entender el contexto, donde Yama desaparece por estos tres días. El aspirante debe esperar a tomar contacto con Aquel que busca, por un tiempo señalado. Recordar que aún los cristianos, aconsejan esperar tres días como norma general, para enterrar a sus muertos. Algo debe de haber misterioso en ello, o al menos todavía por conocer, generalmente para la mayoría de nosotros. ¿Qué es lo que ocurre durante esos tres días?

Podemos comenzar para entender algo más sobre esto, por dividir estos tres estadios como sigue:

1.- Encontrar el sentido de la vida y sus sacrificios. ¿Para que vivimos?

2.- Vencer el miedo a la muerte. ¿Qué es la muerte en verdad?

3.- Encontrarse con la realidad de lo que Es Invisible y desconocido. ¿Hay algo más allá que nos permita comprender este misterioso trance por el que pasamos todos?

Por ello mismo el primer deseo de Nakiketas, es que su padre no tuviera ninguna aflicción por su muerte, porque experimentaba que «había algo más» y que luego le pudiera reconocer al volver de nuevo a la vida. Quería trasmitirle que nada muere, que todo es Vida renovada, lo que denominamos resurrección o reencarnación. Cabe destacar también que, en la montaña del Gólgota la Escritura cuenta que Cristo fue entregado a la Muerte, sucede algo muy similar, cuando Él desde la Cruz, viendo nuestro perplejo rostro de ignorancia,  nos dijo sus palabras: «Padre, míralos aquí presentes, perdónales porque no saben e ignoran lo que hacen, perdónales«. En general, el Misterio de la Muerte sigue siendo, el mayor Enigma para la generalidad humana.

El segundo deseo como centro del misterio de la muerte, es un dilema que oculta la verdadera grandeza de la Vida misma, pues se basa en que el mismo tiempo, necesita ser renovado a cada instante. Un ejemplo de ello lo podemos ver en un reloj de arena, donde su vaciado en el tiempo determina su mayor o menor contenido. Del mismo modo la humanidad también tiene su “tiempo de energía”, constituida por cada uno de los elementos físicos y por ello sufrimos el desgaste propio del tiempo, la conocida muerte física. De este modo, conocer la verdadera Inmortalidad, es el segundo deseo concedido por la Muerte, al joven Nakiketas, cuando pronunció estas palabras: «En el Mundo Celestial no hay miedo alguno, pues Tú no moras allí, oh Muerte«. El héroe del relato y el Cristo histórico, entonces han vencido a la muerte. ¿Dónde está Oh Muerte tu victoria, donde tu aguijón? también dice uno de los Salmos.

Ahora Bien, al término de este capítulo es preciso poder aprender hoy lo siguiente:

1º Que la muerte no existe, puesto que hay otros mundos más allá del físico y material.

2º Todo es “Vida que se renueva eternamente”, pues pasamos de grado en grado, de elementos  groseros a otros más etéreos, constantemente.

3º Que este conocimiento es como el fuego mismo, que quema opiniones groseras y materiales por otras más espirituales, las mismas que nos acompañan en las ideas y sueños,que nos alientan a buscar incansablemente el Origen y la Verdad.

El conocimiento, en sí mismo es un deseo natural muy difícil de encontrar de manera completa, pero no imposible pues, es como un «fuego devorador» que debe ir destruyendo o quemando las diversas opiniones particulares, que si bien, generalmente son aceptadas por muchos e imitadas voluntaria o forzadamente, son torpes para una explicación plena y compartida.

No basta solo una respuesta que nos conforme a cada uno de nosotros, sino que se trata de la única y verdadera respuesta, como que la muerte es sin duda, una creación de la mentalidad del hombre, pues no existe, es irreal en los mundos por descubrir todavía por nosotros. Es por eso mismo, que  Yama, en su propio reino toma la actitud de subalterno y no puede o no quiere dar todavía una respuesta válida a la pregunta que le hace Nakiketas, sobre ¿Que es y donde se haya lo que verdaderamente importa? ¿Donde se halla el verdadero Fuego Espiritual, que nunca se consume? ¿Donde se encuentra la Verdad?

Ante estas preguntas, Yama le hace ver de nuevo otras necesidades de las que pueda gozar, ofreciéndole las conocidas “tentaciones”  de una buena vida, pues no quiere perder a tan digno y buen candidato a la Gloria, por esto mismo hace todo lo posible para saber, hasta donde está dispuesto el aspirante en el esfuerzo, para poder ser premiado y adquirir el tercer deseo prometido. Yama se hace uno con el aspirante porque percibe algo de inmortalidad en el empeño y se suma, como no, también a la victoria. Yama percibe en  “el que se ha abandonado en la Providencia” algo de Inmortalidad y se une a este a la próxima victoria que se visualiza en el horizonte del aspirante.

Yama quiere hacerle conocer al joven príncipe, cual es la verdadera naturaleza de tal petición, para que alcance verdaderamente el triunfo y sea merecedora de ella, pues ha vencido todas las falsas ideas de placer. De este modo, podemos aprender aquí lo siguiente: el hombre se ha asociado o apropiado, el pensamiento negativo de que “la muerte nos acompaña” a cada paso que damos, a cada proyecto realizado o por alcanzar y esta actitud de muerte y de final, nos lleva y determina un corto alcance hasta el fruto. En verdad, es bien poco el favor que nos damos a la hora de planificar nuestras vidas y que logremos la verdadera libertad, si partimos desde la corta visión y la breve durabilidad de la Vida.

Aquí pues comienza la verdadera historia que encierra el Khata Upanishad, que es “vencer las apariencias de la muerte” y encontrar la posibilidad de vencer todas y cada una de las tentaciones y deseos naturales que tiene el ser humano, en su paso por la Tierra con este “cuerpo encarnado” de formas y de emociones diversas.

Pero esta es otra historia, que  necesita más leña para poder entender algo más en otros nuevos capítulos, que iremos relatando en las siguientes páginas.

Zharten



A traves del Universo

Es el sacrificio supremo es entregar en un abandono pleno, lo más apreciado y conseguido hasta el día de hoy, para poder alcanzar lo porvenir.


 


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