Los kieveños están alarmados porque en los últimos días han aparecido bandadas impresionantes de cuervos en la ciudad, y piensan que es un mal presagio.
Si se pusieran en fila nos sorprendería lo muchos que son. Empezando por su actual presidente Zelensky, un sujeto cuya personalidad, a juicio incluso de sus colaboradores más estrechos, reviste las características de un individuo neurótico y obsesionado con su imagen. Personaje corrupto al que antes de ser recibido en todas las instancias occidentales con todos los honores, está incluido en la lista de defraudadores que se habían hecho millonarios en turbios asuntos y que aparecieron en los famosos Panamá Papers aunque ahora en la ficha de Wikipedia no se le mencione y sí sin embargo a su antecesor Porochenko. ¿Casualidad?
Su actitud intransigente en no negociar promoviendo incluso leyes que lo impiden pese a la situación a la que está llevando a Ucrania, pidiendo cada vez más y más dinero y armas le convierte en el máximo responsable de la desintegración del país. Hasta ahora lo que ha pedido se lo han dado, pero cada vez el órdago es más fuerte. Después de los carros, los aviones y los misiles. ¿Qué querrá?, ¿armas nucleares? Ya las pidió seis días antes de la intervención rusa públicamente en la Conferencia sobre Seguridad en Múnich.
Los miembros del gobierno de Zelinsky, viceministros y miembros de las administraciones regionales, corruptos hasta el tuétano, aprovechándose de las circunstancias para hacer caja a costa de sus conciudadanos, vendiendo en el mercado negro sin ningún tipo de pudor los efectos destinados a los combatientes en el frente. Algunos han escapado a Israel con su botín y otros han desaparecido de la circulación y reaparecerán en suntuosas villas al borde del mar y paseándose en sus lujosos coches por Suiza, Alemania o España.
Los oligarcas ucranianos, desde su declaración de independencia, se han empleado a fondo para saquear todo el tejido industrial y agrícola del país apropiándose primero y vendiéndolo a continuación. Iniciado el conflicto se han instalado todos a buen recaudo en sus mansiones en el extranjero, al sol preferentemente. Hoy las dos terceras partes del suelo agrícola ucraniano, su joya de la corona, ha sido vendida a fondos buitres extranjeros principalmente estadounidenses, entre ellos Blakrock, Blakstone, State Street, Vanguard, etc. La avaricia por obtener el control de las zonas productivas del país y saldar las empresas más rentables al mejor postor han contribuido al desmembramiento de los sectores económicos del país situándolo en el ranking de los países con mayor pobreza y corrupción.
Polonia que, como los buitres, espera la rigidez mortuoria de Ucrania para apropiarse de los territorios que siempre ha considerado como suyos, motivo por el que se implica con tanto tesón facilitando carne de cañón y armamento, posibilidades de estacionamiento de tropas y material, arrastrando en su sueño de reconstruir el Intermarium, al resto de gobiernos cuya rusofobia se está convirtiendo en obsesiva y en particular los estados Bálticos. La declaración de su presidente en Davos fue esclarecedora de sus intenciones cuando dijo “Hay que armar a Ucrania y esperar a ver si sobrevive”.
Hungría espera pacientemente el desenlace de los acontecimientos, para en su momento, apropiarse de los territorios poblados por magiares que en su día formaron parte del Imperio Austro-Húngaro, y que son perseguidos por el gobierno ucraniano por querer mantener su lengua y sus costumbres como les pasaba a los residentes del Donbass.
La esfera angloamericana insiste en que los ucranianos luchen y mueran hasta el último de ellos, no sólo para satisfacer su soberbia como dominadores del mundo imponiendo sus reglas, pero también para apoderarse de las riquezas naturales de la región.
La Europa milenaria, vasalla y entregada a los intereses norteamericanos, que renuncia a su lugar en la Historia y se presta como siervo sin beneficio alguno, pues aún si obtuviera alguno se podría entender.
Todos ellos son los enterradores que aguardan la descomposición de una nación de efímera vida en la que se ha impuesto un fanatismo ideológico de terribles consecuencias.
Afortunadamente, ya empiezan a alzarse voces que denuncian esta deriva que no lleva a ninguna parte salvo a un enfrentamiento global y tal vez entre todos podamos evitarlo. Los propios acontecimientos sugieren ya un cambio de discurso, y plantearse a sentarse a dialogar y negociar. Los rusos ya han manifestado su disposición a hacerlo y los norteamericanos ya se están dando cuenta que tienen que prepararse para un conflicto mucho mayor por lo que tendrán que negociar. Recordemos las palabras del Padrino, “le voy a hacer una proposición que no podrá rechazar”.
Extracto de Europa en guerra – Kosmospolis